​Anam es el sonido sagrado.
Es la frecuencia de la luz.

​

Cuando pronunciamos la palabra Anam, estamos recordando nuestra naturaleza espiritual, sellando la luz en el aquí y ahora. Anam no es un nombre, no es una religión ni una creencia. Es la esencia divina, la luz que emana del amor más elevado.

Este sonido ha existido desde siempre, pero fue canalizado por Aku Reyes, quien, a través de este redescubrimiento, impulsa un movimiento con el mismo nombre: el Movimiento Anam. Una invitación a la transformación interior y a contribuir con la transformación del mundo, plasmando la vibración Anam en el plano físico.

Aku elige cada palabra con minuciosidad y nos recuerda la importancia de emprender lo que él llama “la Reconquista de la luz”. Esta palabra no es casual: reconquistar nos da esperanza, porque implica volver a retomar algo que ya nos pertenecía y que, de algún modo, habíamos olvidado. Nos invita a profundizar en nosotros mismos, pues la luz empieza a expandirse cuando comenzamos a tomar conciencia de ella.

​

Cada ser es único.
Cada ser cuenta.
Cada ser tiene un camino.

​

Y es precisamente esa diversidad la que embellece y perfecciona al Universo. Anam es la esencia común que une a la diversidad, pues da igual de dónde vengas o quién seas:

​​

"Yada AmmA Yada Anam"

(Del amor partimos
y al amor estamos destinados.)

​

Que Anam despierte en mí, que Anam despierte en ti.
Y que la luz más plena vibre llevándonos a esa esencia donde
tú y yo somos uno.

​

Anam-Mana. Y que todos sean colmados.